Cuento,Gastón.
Gastón
Era un frío domingo de invierno, pero Jaime se levantó muy temprano para mirar por la ventana.
.- ¡Ha nevado! ¡Ha nevado! Gritó despertando a todos los de la casa.
Los gemelos, Carlos y Andy, se levantaron con los pelos de punta y aún medio dormidos se aproximaron también a la ventana.
-¡Ha evado! ¡Ha evado! Gritaron a la vez imitando a su hermano mayor con su lengua de trapo y fueron corriendo a la habitación de sus padres.
.- ¡Chicooos! protestó su madre metiéndose debajo de las sábanas, ¡Hoy es domingoooo!-
Pero los tres niños corrían dando saltos nerviosos alrededor de la cama del matrimonio tirando del edredón.
.- ¡Está bien enanos!- Dijo su padre dando un salto y levantándose de la cama.-Pero primero hay que desayunar.
Tomaron un tazón de cacao con leche, un vaso de zumo de naranja y unas tostadas de pan con una deliciosa mermelada de fresa cada uno.
Después se fueron a lavar los dientes y a vestir sin protestar para salir a la calle lo antes lo posible.
Llevaban puesto un chándal, un anorak, bufanda y gorro de lana, unas coloridas botas de agua sobre unos gruesos calcetines y unos guantes.
.- ¿Preparados?-dijo el padre abriendo la puerta que daba al jardín.
.-¡Siiiiiii! .-gritaron los tres mientras su madre les iba subiendo la capucha según salían al exterior.
Corrían de un lado a otro del jardín entre risas, mientras hacían bolas de nieve para tirárselas después los unos a los otros.
Se oyó una enorme carcajada cuando Jaime resbaló y cayó al suelo.
.-Papá.-dijo Jaime mientras su padre le ayudaba a levantarse del suelo
-¿Nos haces un muñeco de nieve? .-preguntó.
.- ¡Siiii¡! gritaron otra vez los gemelos encantados con la idea.
.- ¡Está bien chicos!- Dijo el padre.- pero necesitaré toda vuestra ayuda.
Se puso a dar forma a una enorme bola de nieve rodándola por el suelo. A la vez, Jaime imitaba a su padre haciendo una bola más pequeña.
El padre puso la bola pequeña encima de la grande y cuando logró que se quedaran sujetas dijo sin mirarles:
.- ¡Ya tenemos el cuerpo y la cabeza!
.- ¡Carlos!-dijo llamando la atención del pequeño.
-Busca dos piedras pequeñas y redondas que nos sirvan para hacer los ojos.
.-Y tú Andy.-continúo.- busca una rama flexible para hacer la boca.-
Mientras, Jaime había entrado en la casa pidiendo a su madre ropa para vestir al muñeco.
.-A ver lo que encontramos por aquí.-dijo su madre abriendo la puerta de un armario.
.- ¡Esto nos puede servir!- Dijo sacando una larga bufanda de colores y un viejo gorro de lana azul.
Jaime se lo quitó de las manos con impaciencia y salió corriendo.
.- ¡Espera! .-le dijo su madre reteniéndole.-¡Tengo una idea!-, y se dirigió a la cocina ante la mirada interrogante del niño. Abrió la nevera y sacó una larga zanahoria.
.-Se la pondremos de nariz.- Dijo sin dudar.
Jaime corrió, ésta vez sin esperar a su madre, y cuando llegó vio que el muñeco ya había cobrado vida con los ojos y la boca recién puestos.
Su padre levantó en brazos a Carlos y dando vueltas alrededor del muñeco le enrollaron la bufanda al cuello. Después levanto a Andy que le puso cuidadosamente el gorro.
Enseguida apareció su madre y le puso hábilmente la zanahoria de nariz. Jaime se acercó a por una escoba que estaba apoyada en la pared del invernadero y se la puso de bastón.
.- ¿Qué nombre le ponemos? –preguntó después cuando todos miraban satisfechos rodeando al muñeco.
.-A mí me gusta Gastón.- dijo la madre esperando la aprobación de todos.
.- ¡Gatón, Gatón!-.-gritaron aplaudiendo los gemelos.
.- ¡Esperad un momento!-dijo el padre entrando rápidamente a la casa.
Al momento apareció con un trípode y una cámara de fotos. Todos se colocaron alrededor del muñeco muy quietos y sonrieron.
Justo cuando sonó el clic de la cámara al hacer la foto, Jaime miró a Gastón de reojo y le pareció que le sonreía.
Fin
Era un frío domingo de invierno, pero Jaime se levantó muy temprano para mirar por la ventana.
.- ¡Ha nevado! ¡Ha nevado! Gritó despertando a todos los de la casa.
Los gemelos, Carlos y Andy, se levantaron con los pelos de punta y aún medio dormidos se aproximaron también a la ventana.
-¡Ha evado! ¡Ha evado! Gritaron a la vez imitando a su hermano mayor con su lengua de trapo y fueron corriendo a la habitación de sus padres.
.- ¡Chicooos! protestó su madre metiéndose debajo de las sábanas, ¡Hoy es domingoooo!-
Pero los tres niños corrían dando saltos nerviosos alrededor de la cama del matrimonio tirando del edredón.
.- ¡Está bien enanos!- Dijo su padre dando un salto y levantándose de la cama.-Pero primero hay que desayunar.
Tomaron un tazón de cacao con leche, un vaso de zumo de naranja y unas tostadas de pan con una deliciosa mermelada de fresa cada uno.
Después se fueron a lavar los dientes y a vestir sin protestar para salir a la calle lo antes lo posible.
Llevaban puesto un chándal, un anorak, bufanda y gorro de lana, unas coloridas botas de agua sobre unos gruesos calcetines y unos guantes.
.- ¿Preparados?-dijo el padre abriendo la puerta que daba al jardín.
.-¡Siiiiiii! .-gritaron los tres mientras su madre les iba subiendo la capucha según salían al exterior.
Corrían de un lado a otro del jardín entre risas, mientras hacían bolas de nieve para tirárselas después los unos a los otros.
Se oyó una enorme carcajada cuando Jaime resbaló y cayó al suelo.
.-Papá.-dijo Jaime mientras su padre le ayudaba a levantarse del suelo
-¿Nos haces un muñeco de nieve? .-preguntó.
.- ¡Siiii¡! gritaron otra vez los gemelos encantados con la idea.
.- ¡Está bien chicos!- Dijo el padre.- pero necesitaré toda vuestra ayuda.
Se puso a dar forma a una enorme bola de nieve rodándola por el suelo. A la vez, Jaime imitaba a su padre haciendo una bola más pequeña.
El padre puso la bola pequeña encima de la grande y cuando logró que se quedaran sujetas dijo sin mirarles:
.- ¡Ya tenemos el cuerpo y la cabeza!
.- ¡Carlos!-dijo llamando la atención del pequeño.
-Busca dos piedras pequeñas y redondas que nos sirvan para hacer los ojos.
.-Y tú Andy.-continúo.- busca una rama flexible para hacer la boca.-
Mientras, Jaime había entrado en la casa pidiendo a su madre ropa para vestir al muñeco.
.-A ver lo que encontramos por aquí.-dijo su madre abriendo la puerta de un armario.
.- ¡Esto nos puede servir!- Dijo sacando una larga bufanda de colores y un viejo gorro de lana azul.
Jaime se lo quitó de las manos con impaciencia y salió corriendo.
.- ¡Espera! .-le dijo su madre reteniéndole.-¡Tengo una idea!-, y se dirigió a la cocina ante la mirada interrogante del niño. Abrió la nevera y sacó una larga zanahoria.
.-Se la pondremos de nariz.- Dijo sin dudar.
Jaime corrió, ésta vez sin esperar a su madre, y cuando llegó vio que el muñeco ya había cobrado vida con los ojos y la boca recién puestos.
Su padre levantó en brazos a Carlos y dando vueltas alrededor del muñeco le enrollaron la bufanda al cuello. Después levanto a Andy que le puso cuidadosamente el gorro.
Enseguida apareció su madre y le puso hábilmente la zanahoria de nariz. Jaime se acercó a por una escoba que estaba apoyada en la pared del invernadero y se la puso de bastón.
.- ¿Qué nombre le ponemos? –preguntó después cuando todos miraban satisfechos rodeando al muñeco.
.-A mí me gusta Gastón.- dijo la madre esperando la aprobación de todos.
.- ¡Gatón, Gatón!-.-gritaron aplaudiendo los gemelos.
.- ¡Esperad un momento!-dijo el padre entrando rápidamente a la casa.
Al momento apareció con un trípode y una cámara de fotos. Todos se colocaron alrededor del muñeco muy quietos y sonrieron.
Justo cuando sonó el clic de la cámara al hacer la foto, Jaime miró a Gastón de reojo y le pareció que le sonreía.
Fin
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