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Cuantos más juguetes, menos ilusión: guía útil para regalar y educar a los niños



El exceso de regalos el día de Reyes o Papá Noel sobreestimula a los niños y reduce la ilusión. La ley de los cinco regalos y otros caminos que conducen hacia la gestión equilibrada de los regalos:

¡Confirmado! Pasarnos de regalos durante estas fechas navideñas sobreestimula a los niños y reduce la ilusión. Por eso los expertos, psicólogos y pediatras, aconsejan  poner límites a los Reyes Magos de Oriente. Pasarnos de regalos en Navidad puede provocar una consecuencia física directa “ el exceso de regalos puede conducir incluso a una apatía total, provocando que los niños pierdan la ilusión debido a un exceso de estímulos positivos, un estado que puede reducir, además, su nivel de tolerancia a las frustraciones”, asegura el Dr. Gonzalo Oliván Jefe de Pediatría y Adolescencia del Instituto Aragonés de Servicios Sociales.
Los niños pierden la capacidad de centrarse en un único regalo y disfrutarlo plenamente, y la emoción se dispersa, hasta desaparecer. Y entonces, llegan las protestas “esto no lo quería”, “no me han traído esto otro”, “esto sí lo quería, pero ya no…” Por ello, los especialistas recomiendan poner límites desde el mismo momento de elaborar la carta a los Reyes Magos: “es necesario hablarlo e intentar coordinarlo incluso con el resto de la familia y amigos. Hay que tener en cuenta que durante estas fiestas no solo vienen los Reyes, también llega Papá Noel con regalos a todas las casas de la familia… Los niños pierden la capacidad de valorar el detalle”, explica.
Las consecuencias de recibir regalos son el exceso de estimulación (al sentirse desbordados no saben en qué actividad centrarse), la pérdida de ilusión y la confusión sobre su propia imagen, puesto que le transmitimos mayor importancia a lo que tienen más que a lo que son.
Los niños pierden la capacidad de centrarse en un único regalo y disfrutarlo plenamente, y la emoción se dispersa, hasta desaparecer.



Saber gestionar las expectativas de los niños (y de los padres)

Los expertos aseguran que los niños no se frustran por no poder recibir todo lo que han pedido. Al contrario, acceder a sus exigencias les puede convertir en adultos continuamente infelices. Por ello hay que gestionar las expectativas de los niños de forma previa, explicándoles que hay un ‘máximo’ de regalos que Sus Majestades ‘pueden cargar’. Este diálogo debe existir, pues hasta que no tienen 9 o 10 años, los niños no están capacitados para elegir entre tanta diversidad y oferta.
La pediatra Dra. Luzdivina aconseja algunos trucos a la hora de poner límites. “Hay algunas fórmulas a las que recurrir, como explicar a los niños que cada Rey Mago trae un único regalo, o que dejan uno en cada casa (de abuelos, tíos…). Es asombroso cómo los niños pueden razonar y adaptarse sin problema a esos ajustes”.  



Gestionar las expectativas de los padres, en ocasiones incluso mayores que las de los niños, es otra variable de la ecuación. De hecho, pueden llegar a generar en los más pequeños necesidades que hasta entonces no tenían o ni se habían planteado. “El esfuerzo que supone concederles todo lo que piden o sorprenderles con algo que va más allá puede llegar a convertirse en un mecanismo compensatorio, porque verles disfrutar, nos hace felices”, asegura la doctora. “Sin embargo, la emotividad de estas fiestas no debe comprometer la economía familiar. Hay que quitarse la idea errónea de que en la cantidad o en la cuantía económica está la felicidad de los niños”.    

Los expertos aseguran que los niños no se frustran por no poder recibir todo lo que han pedido.

Menos es más

En opinión de Lourdes Atrio, directora del Colegio Balder, “es el momento ideal de hacer un ejercicio extra de responsabilidad y conciencia a la hora de gestionar el ingente número de regalos que tendemos a hacer en estas fechas”. “Por eso –añade Atrio-, al igual que podemos caer en la abundancia contraproducente, debemos vigilar no proyectar nuestras propias frustraciones o fantasías de lo que no tuvimos, en nuestros hijos”.  Y como apunta la psicóloga clínica Olga Carmona en un artículo de El País, “es imprescindible decir que más, no es mejor. Cantidad nunca fue sinónimo de calidad”.
La verdadera clave está en ayudar al niño a decidirse por algo concreto que le haga mucha ilusión y fomentarla. En vez de quebrarnos la cabeza en busca del regalo ideal -porque sea más o menos práctico o más o menos didáctico- hay que conseguir convertir la Navidad en un momento mágico que los niños esperen con anhelo, sabiendo incentivar el entusiasmo, no solo durante el mes de diciembre, sino durante el resto del año.
La Dra. Natalia García Campos, psicóloga de Psikids, centro especializado en psicología y psiquiatría para el niño y el adolescente cuenta su experiencia: “Con frecuencia nos encontramos en la consulta casos de niños que, en vez de sujetar una lista de regalos con los ojos llenos de ilusión, están frustrados porque no saben qué pedirse. Están ya tan colmados de regalos materiales, que llegan a ellos sin un motivo concreto, que no son capaces de conectar con la emoción que le corresponde a estas fechas”.  Ahí es donde entra en juego la labor continua de los padres de enseñar a sus hijos a valorar el esfuerzo que hay detrás de cada detalle y, cuando lleguen estas fechas, de mantener el misterio y generar el contexto para que la ilusión crezca.  
En cuanto a los niños algo más mayores, si bien hay que seguir alimentando esa emoción, éstos ya cuentan con una madurez que les permite elegir con mayor criterio y que, según la doctora, hay que aprovechar para hacerles partícipes de la realidad económica familiar y transmitirles los valores familiares. “Los niños son extremadamente inteligentes y es deber de los padres infundirles sensatez, sentimiento social y, en la medida de lo posible y sin llegar transmitirles demasiadas preocupaciones adultas, hacerles entender la realidad familiar”.


Soluciones para no pasarnos con los regalos

- Ley de los 5 regalos:  limitar el número de regalos para que sean capaces de concentrarse en cada uno de ellos. Si tu hijo lleva deseando una serie de regalos no se trata de no cumplir sus ansiados deseos. Como sugiere Olga Carmona, en su artículo de El País, podemos plantearnos hacer unos cuantos en Papá Noel y otros en Reyes Magos.

- Regalar fuera de las Navidades. El problema del exceso de regalos es que se concetran en pocos días: en Papá Noel abrimos unos por la mañana en casa, por la tarde en casa de unos abuelos y algo más tarde en casa de los tíos. Y en muchos casos este mismo tour se repite en Reyes. Por lo que regalar también fuera de las Navidades será más educativo. Si pasadas las fiestas navideñas queremos ofrecerles algún regalo se puede premiar alguna acción en la que se hayan esforzado, o simplemente, un día aparecer por sorpresa con un detalle.
- La regla 4 regalos: busca reducir el número de obsequios que los niños reciben. Según esta regla, los padres deberían apostar por presentes que sean útiles y prácticos para la vida cotidiana del niño o que le aporten algún beneficio para su desarrollo. Se trata de una estrategia muy eficaz para no colmar a tu hijo de regalos innecesarios que terminen olvidados dentro de un cajón. La clave para aplicar esta regla consiste en encontrar esos artículos que tu hijo desea y que sabes que utilizará. Por tanto, los regalos que deberías priorizar son:

  • Un objeto que desee de verdad, el cual servirá para alimentar su ilusión y suplir sus necesidades afectivas.
  • Un regalo que pueda usar, ya se trate de prendas, zapatos u otros accesorios.
  • Un obsequio que lo motive a leer. Puede ser un libro en papel, un libro electrónico

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